Martes,
11 Julio.
20:34
19ºC
Bloqueé
la pantalla de mi móvil al ver que el taxi paraba. Miré a través de la ventana
donde unas finas gotas de lluvia se dejaban deslizar. Ese bloque de pisos.
Sonreí al verlo.
Pagué
al taxista y bajé de aquel incómodo coche para sacar mi equipaje del maletero
con ayuda de su dueño.
Sonreí
como forma de agradecimiento. Subí las pequeñas escaleras hacia el portal y
abrí la puerta, rota aún. Me dirigí al ascensor para llegar a mi piso. Abrí la
puerta aparatosamente consiguiendo dejar todo mi equipaje en la entrada y
aspirando hondamente de ese particular aroma que tantos recuerdos me traía.
Miré
mi móvil en el que una fina luz verde parpadeaba regularmente. Un mensaje.
Según mis cálculos
ya debes estar aquí ¿verdad? Llámame cuando veas el mensaje. Te quiero, Harry.
Sonreí
mirando esas palabras y dejé el móvil sobre el mueble de la entrada viendo las
dos fotos que se situaban llenas de polvo a los extremos de este. En la primera
Zayn y yo nos sonreíamos mutuamente, una foto antigua llena de recuerdos. En la
segunda mi hermano y mis primos peleaban entre ellos haciendo que mi sonrisa se
agrandase como cada vez que veía ese tipo de escenas.
Situé
mi vista ahora en el espejo que colgaba encima del mueble. En los laterales
unas pequeñas fotos de carnet se situaban enganchadas. Harry, Niall y Angela
ocupaban varias de ellas. Luego dirigí mi mirada a una mía, de hacía años, el
último curso del instituto.
Deslicé
mis ojos hacia mi reflejo viendo como había cambiado. Cómo esos cuatro años
habían pasado dejando en mí su rastro. Mi pelo ahora más largo y claro lo
recogía en un coletero. Mi cuerpo más definido y mis facciones más marcadas.
Parpadeé
un par de veces devolviéndome a la realidad.
Volví
a coger mi móvil y sin hacerme de rogar llamé a Harry. Él me colgó antes de si
quiera dejarme oír su voz y me mandó otro mensaje.
Ven a mi piso, tengo
una sorpresa. Harry.
Me
duché a toda prisa y me coloqué unos vaqueros con una fina camisa de seda
dejando mi pelo caer mojado aún por mi espalda.
Salí
de la casa agarrando el bolso y pedí otro taxi para llegar por fin a su piso.
Timbré
un par de veces nerviosa hasta que pude entrar. Subí a toda prisa hasta su
nivel y la puerta se abrió dejándome ver esos rizos cayendo por su frente casi
tapando uno de sus dos preciosos ojos verdes acompañados de su sonrisa tan
característica apoyada por su dulce hoyuelo.
Mis
ojos se inundaron inevitablemente de felicidad y me tiré a sus brazos mientras
él me alzaba en el aire dando vueltas sobre sí mismo.
- ¡Estás guapísimo!
–le dije.
- Tú sigues igual de
preciosa –dijo riendo.
- Te eché de menos
rizos –dije separándome un poco de su cara para mirarle bien a los ojos. Él
sonrió aún más.
- ¿Te quedas?
- Me quedo –afirmé y
él me apretó más haciéndome reír.
- Oye, oye, oye, que
me pongo celosa –dijo una voz a nuestra espalda. Mi mirada se dirigió hacia
allá.
- ¿Vicky? –pregunté
retóricamente bajándome de mi amigo para darla un abrazo más suave que el
anterior.
- ¡Mi prima! –gritó
Louis transmitiéndome una felicidad increíble, me acogió en un fuerte abrazo
cuando Angela interrumpió tirándose contra mí.
Pronto
vinieron Liam y Niall completando mi extrema felicidad. Entramos al piso pero
antes Vicky se fue diciendo que quería dejarnos como en los viejos tiempos, reí
ante ese comentario pero la verdad es que me gustó que lo hiciese.
Nos
sentamos en el los sillones que había, casi todos estaban atentos a mí.
- ¿Podéis creer que
hemos acabado ya la carrera? –preguntó incrédulo Harry.
- Es surrealista
–comentó Niall.
- Sí, tenemos 23 años
–proclamó Louis.
- No, yo tengo 22 –se
quejó Harry y yo le apoyé.
- Vale, tenemos –dijo
ahora acompañándolo de una señalización a los todos menos a Harry y a mí- 23
años.
- Ahora sí –dije
riendo.
- Ahora lo importante
¿quién tiene trabajo? –preguntó Liam. Todos excepto Niall y yo levantaron la
mano.
- Soy una mantenida
ahora mismo –dije riendo.
- Yo un moroso –se rió
Niall.
La
última vez que había mirado la hora eran las once y parecía que la noche iba
para largo.
- Por cierto ¿dónde
está Zayn? –preguntó Liam.
- Viene la semana que
viene con Emma –contesté.
- ¿Se queda? –preguntó
feliz Angela y yo asentí.
- Estaremos al
completo –dijo Louis y yo me reí.
- Tengo entendido que
hay nuevas introducciones en el grupo –dije codeando a Harry a quien tenía al
lado y echándole una mirada a Louis y Niall quieres estaban en frente mía.
- Sí, algo hay –dijo
Niall nervioso. Me reí.
- Tres nuevas chicas
–asintió Louis.
- Son geniales –me
susurró Angela al oído y yo me reí.
- Vicky –dije mirando
a Harry- Ruth –mire a un sonrojado Niall- ¿y? –pregunté a mi primo.
- Sonia –dijo él
feliz.- Qué mala memoria prima.
- Bueno, ¿y qué pasa
con Emma? –preguntó ahora Harry.
- James ya está en
Bradford desde hace un mes, se mudará a Londres ya que le han trasladado en su
trabajo así que vivirá con él –dije feliz por ella.
- Así que por eso
volvéis ¿no? –preguntó Liam.
- En parte. Echaré de
menos esas playas y clima –dije melancólica.
- Oye que aquí nos
tienes a nosotros –dijo Angela tirándose hacia mí y yo la recibí en un fuerte
abrazo.
- Al fin juntos todos
–dijo Niall.
- Sí, es increíble
–sonreí acompañada de todos ellos.- Pero no ha sido solo mi culpa.
- Cierto, otros
también nos abandonaron por un tiempo –dramatizó Louis.
- Sólo pasé un año en
Francia –se defendió Liam.
- Y yo en Italia, pero
ni siquiera fue el mismo año –dijo Harry.
- ¿Veis? Al final no
he sido yo la mala –me reí.
- Bueno, ahora estamos
aquí todos, y no se va a ir nadie ¿verdad?
- Verdad –dijimos al
unísono para estallar en una carcajada.
Cenamos
algo por fin ya que estaba muerta de hambre y la noche pasó llena de risas,
recuerdos, planes futuros, juegos y emociones.
- Vale, ahora necesito
aclaraciones sobre esto –me dijo Angela en la cocina.
- ¿Sobre qué?
–pregunté y ella dirigió su mirada a mi mano izquierda. A mi dedo anular. A mi
precioso anillo. Sonreí, solo pude sonreír.
*FLASHBACK*
Domingo,
29 Junio.
19:43
Australia.
La
brisa húmeda y salada corría por mi piel provocando cosquillas sobre ella. El
largo vestido se enredaba entre mis piernas las que intentaban avanzar mientras
se hundían suaves sobre la arena mojada. Mi mano izquierda agarraba la suave
tela levantándola despacio para que no se mojase por el fino oleaje. Una larga
trenza caía por mi costado mientras algunos mechones rebeldes salían de ella a
la merced del viento.
Mientras,
mi pequeña mano derecha se entrelazaba por otra más grande y como siempre, más
cálida.
- ¿Puedes creer que
nos vamos a ir de aquí? –preguntó su grave voz mirando mi expresión de lado.
- Extrañaré este
lugar. –contesté elevando mi mirada para encontrarla con sus ojos castaños.
Sonrió soltando mi mano para pasar su brazo por mi espalda.
- Extrañas más a los
chicos, a Angela, tu padre, tu hermano…
- Sí, sí, les echo de
menos, pero allí no se ven todos los días estas puestas de sol, ni tenemos
playa a cinco minutos, ni este clima, ni nada de esto –repliqué.
- Si no hubiese salido
el trabajo a James, ¿te hubieses quedado? –preguntó interesado mirando a mis
ojos.- Es decir, has terminado la carrera, podrías haber elegido volver.
- Elegí hace cuatro
años, después de un año sin ti, venir aquí. ¿Por qué iba a elegir ahora
separarme?
- Por tu familia, tus
amigos –contestó.
- No, no lo creo
–contesté.- Tampoco lo pensé hasta que le salió el trabajo a James.
- ¿Sabes? Hace dos
meses, cuando creíamos que no iba a pasar todo esto, ya había pensado en volver
contigo allí. Al fin y al cabo James tenía cada vez más tiempo para Emma y no
me gustaba verte así, sé que echas de menos a todos ellos.
Sonreí.
Hice que se agachase un poco para alcanzar sus labios y me fundí en un tierno
beso con él.
- Mentiroso –susurré
en su boca.
- ¿Qué? –preguntó
asombrado separándose un poco.
- No mientas, no
tenías pensado hacerlo –le eché en cara divertida.
- Sí que lo tenía
pensado –se defendió con una sonrisa delatante en su cara.
- Si no pasa nada, te
quiero aún así –dije picándole. Intentó ocultar una mayor sonrisa y miró hacia
el cielo.
Volvió
su mirada hacia mí y levantó una ceja.
- Mala pécora –me dijo
y yo comencé a reír.
- Mentiroso –le acusé
otra vez comenzando a andar más rápido.
- Intentaba ser
romántico, rompes mis momentos románticos –se quejó mientras aumentaba el ritmo
de sus pasos y yo solté una carcajada.
- Admitelo cariño,
cuando lo intentas te sale fatal –seguí jugando.
Él
aumentó su paso y yo solté un pequeño grito echando a correr como podía con el
vestido.
- Caracol-col-col
–cantó riendo ya casi pegado a mí.
- No es justo, no es
fácil correr con un vestido enredándose entre tus pies –me quejé riendo.
- Pero es muy sexy
–dijo alzándome a sus brazos. Reí agarrándome a su cuello.
- Mira que bonita
–dije señalando la puesta de sol que se mostraba frente a nosotros.
- Tanto como tú –dijo
y le miré.
- Bésame –exigí.
Sonrió y unió nuestros labios en un largo beso.
- ¿Te apetece un
chapuzón? –preguntó.
- No Zayn, no –me
quejé mientras él ya caminaba conmigo en brazos hacia el agua.
- Anda, verás que
divertido.
- No –me volví a quejar
agarrándome más a su cuello. Apoyé mi cabeza en su hombro rindiéndome.
Entonces
vi algo tirado en el suelo, una pequeña caja azul.
- Cariño ¿se te ha
caído algo? –pregunté mirando hacia ella. Él se giró y me bajó de sus brazos
rebuscando en sus bolsillos del pantalón con ansia.
Me
acerqué hacia la caja y la recogí.
- ¡No! ¡Espera! –me
giré asustada por el grito y él vino corriendo. Me arrebató la caja de mis
manos sin siquiera mirarme.
- ¿Es tuya? –pregunté.
Él solo asintió clavando su mirada en ella mientras la mantenía en movimiento
con una mano.
Una
caja pequeña de terciopelo. Suya. Estaba nervioso, inquieto.
Ahogué
un grito en mi garganta mientras llevaba las manos a mi boca. ¿Iba a hacer lo
que yo creía?
Levantó
su mirada hacia mí y sonrió avergonzado.
- ¡Oh dios! –exclamé
notando como mi corazón se aceleraba.- ¿Es lo que estoy pensando?
- Verás –comenzó y yo
sólo acerté en abrir mis ojos y dejar que el aire dejase de entrar en mis
pulmones.- llevamos juntos desde hace casi seis años. Hemos pasado por mucho: peleas, tonterías, un año sin vernos, muchos kilómetros, una niña… pero siempre
hemos acabado arreglándolo.
Él
agarró mi mano izquierda entrelazándola con la mía y yo intenté relajarme un
poco aunque aún me encontraba en shock.
- Sé que somos
jóvenes, tú a penas tienes los veintidós pero llevamos juntos seis años y cada
vez que te miro, que te abrazo, que te toco, que te beso, cada vez que estoy
contigo me siento como la primera vez. Hemos convivido ya durante cuatro años y
todo ha salido bien. Ahora vamos a volver a casa y vamos a seguir viviendo
juntos –Un nudo se formó en mi garganta y por supuesto mis ojos se
cristalizaron. Ahora mi pulso parecía que jugaba una carrera.- No tenía pensado
hacer esto hoy pero supongo que cuando viste la caja no hubo vuelta atrás y la
verdad es que me da igual el día que sea con tal de que tú sepas que te quiero
en mi vida para siempre.
Bajé
mi mirada hacia su mano, la cual estaba abriendo la caja con un precioso anillo
dentro. Era fino, de oro, con unas delicadas formas en el centro marcadas con
oro blanco. Era precioso y por supuesto, perfecto.
Hizo
amago de arrodillarse.
- No, Zayn, no –le
dije tirando de su mano hacia arriba.
- ¿No? –dijo casi en
un susurro mientras su expresión se rompía.
- ¡No! O sea, sí. Sí,
claro que sí, por dios, ¡sí! –su expresión era confusa pero a la vez alegre.-
Decía que no te arrodillases –reí. Él sonrió ampliamente y miro la caja con el
anillo. Mordió su labio inferior levemente y una lágrima cayó despacio por mi
mejilla. Me la aparte rápidamente.
- Creo que hemos hecho
algo mal, has contestado antes de que te lo propusiera –se rió nervioso y yo le
acompañé.
- Hazlo ahora. –Le
pedí. Sacó el anillo de la caja fijando su mirada en él y después la clavó
sobre mis ojos.
- ¿Quieres casarte
conmigo? –preguntó sonriente. Asentí casi ansiosa con la cabeza y él cogió con
cuidado mi mano izquierda introduciendo el anillo sobre mi dedo anular.
Levanté
mi mirada del anillo y la dirigí a él, sus ojos. Sonreí ampliamente al igual
que él.
Abrazó
mi cintura elevándome del suelo mientras reíamos. Me besó. Sus labios se movían
suaves, con cuidado. Separó su boca de la mía apoyando nuestras frentes.
- Eres oficialmente la
señora Malik.
_____________________________________
GRACIAS a todas mis lectoras. Gracias por llegar hasta el final de la novela. Gracias por apoyarme. Gracias por todo.
Solo espero que el final no os haya disgustado.
Espero vuestros comentarios amores. Os quiero.